Hace algún post ya os explicamos que para algunas subvenciones podían ser necesario contar con uno o varios certificados energéticos de tu vivienda para poder optar a ellas, pero ¿qué son realmente?, ¿cómo y quién los elabora?, ¿para qué sirven?, y sobre todo, ¿cómo podemos beneficiarnos de contar con ellos para obtener subvenciones y otro tipo de bonificaciones? Todas estas dudas las resolveremos a lo largo del post.
Seguramente muchos estáis escuchando que vuestros vecinos, familiares o amigos están elaborando certificados energéticos de sus viviendas, y es que el Gobierno quiere incentivar que los propietarios consigan estas acreditaciones porque son una forma de llevar registro de la eficiencia energética de los inmuebles en España.
Estos certificados son acreditaciones que, con mayor o menor precisión -dependiendo del procedimiento utilizado por el técnico certificador-, detallan las propiedades de eficiencia energética de una vivienda y las ordenan por letras y colores según los resultados obtenidos.
Lo habitual es que el contenido del certificado quede resumido en la famosa pegatina energética, cuyo formato permite con un rápido vistazo conocer la eficiencia de todo tipo de bienes consumidores de energía, desde electrodomésticos hasta viviendas. Sin embargo, el certificado energético es un documento más técnico y extenso que incluye mediciones y datos de gran precisión sobre numerosas variables, como la transmitancia de muros y ventanas, las emisiones de CO2, la demanda de calefacción y refrigeración, etc.
Estos certificados energéticos deben necesariamente ser elaborados por un técnico habilitado para tal fin, para lo cual deben darse de alta en el registro correspondiente de cada comunidad y deben contar con una de las titulaciones aceptadas para llevar a cabo este tipo de trabajos. La forma de elaborarlos es -o debería ser- mediante una visita presencial a tu vivienda. Una vez ahí, el técnico realizará un escrutinio visual de los muros, ventanas, aislamientos, equipos generadores de calor (calderas), etc. y rellenará con un programa especializado una serie de datos que una vez puestos en común darán unos resultados de eficiencia energética del inmueble.
Si se quieren obtener certificados energéticos de gran precisión pueden realizarse pequeñas perforaciones en muros, revisarse las fichas técnicas de las ventanas e incluso colocar aparatos fuera y dentro de los muros para lograr unos datos mucho más fidedignos, aunque esto supone un aumento significativo del coste y no tiene sentido para la mayoría de casos.
Estos certificados nos dan, entre otras ventajas que comentaremos posteriormente, la posibilidad de optar a subvenciones y otras bonificaciones. Actualmente, además de alguna subvención que no estamos trabajando (ya se ha explicado en otro post) hay disponible una bonificación en la declaración de la renta para todas aquellas personas que hayan mejorado durante 2022 la eficiencia energética de su hogar. La forma de acreditar esta mejora es con dos certificados energéticos: un certificado anterior a las obras de mejora energética (cambio de ventanas, instalación de energías renovables, insuflado de aislante, etc.) y uno posterior; y según la diferencia entre el primero y el segundo, se puede constatar el porcentaje de mejora conseguido.
El porcentaje de deducción será de entre el 20% y el 60% dependiendo del ahorro conseguido. Este porcentaje se aplicará sobre los gastos ocasionados por llevar a cabo las actuaciones que han provocado la mejora.
Lo más importante para poder optar a estas ayudas es pedir el primer certificado energético. El segundo, al ser posterior, hay mucho más margen para solicitarlo, pero si empiezas a realizar las actuaciones correspondientes y no cuentas con el primer certificado, no hay forma de arreglarlo.
Mucha gente piensa que es tan fácil como encontrar a un certificador, enseñarle fotos o contarle de voz cuales eran las características previa reforma y el certificador te elaborará el certificado, y aunque algunos certificadores no tendrán mayor problema en hacerlo, para optar a las bonificaciones/subvenciones te pedirán, además del propio certificado, el registro del mismo, ya que el certificado como tal solo tiene función informativa, y no tiene validez legal hasta que no es registrado en el registro industrial de cada comunidad. La fecha de registro del certificado es inamovible, ya que la genera la propia administración.
Otra cuestión importante, es que si tienes un certificado de hace tiempo (de cuando compraste la vivienda o de otra mejora que hiciste previamente) solo te servirá si tiene una antigüedad inferior a 2 años.
Pero no solo es interesante contar con un certificado energético para optar a subvenciones y bonificaciones. Hay varias ventajas extra asociadas a la certificación energética de tu vivienda, entre las que destacan:
• Detectar problemas de eficiencia en tu hogar: El certificador será capaz de detectar humedades, aislamientos defectuosos y otros problemas para los que propondrá las soluciones más indicadas.
• Destacar en el mercado inmobiliario: Una de las cosas que tienen muy en cuenta los compradores e inversores es la eficiencia energética de los edificios, y muchos rechazarán de entrada aquellos edificios en los que no puedan de forma sencilla identificar su consumo.
Desde Rubvex Subvenziona trabajamos con una red de certificadores colaboradores que os darán el mejor de los servicios. Además os daremos soporte para aplicar a aquellas ventajas que os proporcionan los certificados energéticos. Podéis contactarnos desde el formulario de nuestra web principal y nos encargaremos de todo.